"El secreto está en saber escuchar esas voces dormidas"
Lucas Palafox, 1987

domingo, 12 de enero de 2014

MEMORIAS DE UN FALSO RESUCITADO




23:56 p.m.

Soy un científico. Soy un científico afortunado. Soy un científico afortunado que, gracias a la casualidad o quizás a la causalidad, ha descubierto algo maravilloso; el cerebro inmediatamente después de morir el cuerpo, sueña, y paradójicamente es durante la muerte del encéfalo cuando ocurre este extraordinario prodigio, la falsa resurrección la llamo. Y es que las neuronas, como las estrellas que agotan su combustible, explotan, liberando igual que ellas cierta nebulosa, polvo eléctrico, un impulso que se expande dentro del cerebro como un guijarro ahogado en un estanque, una onda expansiva que no duda en despertar a todas aquellas que a su paso encuentre. Un latido, un latido prolongado. Un latido prolongado que regala vida al que ya la tenía perdida, al que se creía olvidado, al que estuvo muerto y ahora se imagina revelando ilusiones, aún con la tranquilidad de que seguirá siendo así, al menos, durante los sesenta segundos que dura este fenómeno. 


23:57 p.m.

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