"El secreto está en saber escuchar esas voces dormidas"
Lucas Palafox, 1987

miércoles, 17 de abril de 2013

LA NOCHE

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1

Me abrazo inútil a un cuerpo frío y agotado,

nervios helados que se enredan bajo mi piel,

como nido de serpientes.



Escucho el silencio muerto que se expande,

poco a poco, hueco, enfermo.



Un espectro mora,

oculto,

tras húmedos muros de cal,

que cala la carne,

y corroe suavemente los huesos.



Y es sólo al sentirme en una punzada,

cuando me reconozco,

vulnerable,

sobre roca desnuda,

intentando respirar.




2

ENTRE SUEÑOS vuelves,

silente,

calma,

tierna y cálida,

tanto que,

te siento cerca,

muy cerca,

como antes,

observándome,

y me empapo de ti

de tu piel,

de tu mirada

piadosa,

de tus labios,

salados,

como las despedidas.




3

Y AL DESPERTAR,

tú,

permaneces,

en mis sentidos,

amor,

en mis sentidos.



Ahora temo ser,

yo,

un recuerdo roto,

una barca

varada,

en arenas del pasado.



Ya en la mañana nacen,

auroras que anuncian mi destino,

corsario de una nave a la deriva.

Y busco el norte,

mi norte,

entre las luces del alba.

martes, 9 de abril de 2013

SUPER-SUPERHÉROE

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    Déjeme que les hable de alguien tan extraordinario que no he encontrado en toda la literatura héroe o villano capaz de hacerle sombra. Pero antes debo pedir perdón por la insolvencia de mis palabras pues, ¿ acaso es posible describir un paisaje sin faltar a la realidad de su belleza?, ¿es posible explicar un sentimiento sin tener la sensación de no haber arañado siquiera la superficie de su verdadera percepción? Eso es lo que me ocurre exactamente al presentar una persona tan especial, que no encuentro palabras.

    A vista de cualquier ser humano puede parecer una persona muy normal , pero no para un ojo experto como el mío. Te diré que es imposible descubrir su identidad si no consigues ver con la mirada correcta, con ojos de niño, al menos ese es mi secreto. El hombre del que os hablo es fuerte, y duro, como una roca, mas bien como una roca dentro de otra roca. A veces recuerdo el día en el que choqué con él, cometí el error de interponerme en su camino cosa que no debéis hacer pues lo más normal es que acabéis en el suelo como yo, pero fue en ese instante cuando comprobé que estaba hecho de acero. Aun me acuerdo que por aquellos años al ver los cuatro fantásticos me reía de La Cosa, ese personaje calvo y amarillento hecho de piedra, pobre diablo, era ridículo que le hiciesen pensar que era el más fuerte del mundo, después de todo yo mismo conocía a alguien mas duro que él. Luego encontré un villano que era muy bravo y testarudo, el Capitán Hook, ya sabéis, Garfio. Podría ser un buen candidato pero lamentablemente, de quién yo os hablo también lleva un garfio y para desgracia de Hook es mas bravo y testarudo que él, además de ser de acero como ya os conté. No son estos dos a los únicos héroes a los que ha desbancado y es que, abran bien sus oídos, este personaje es más hábil en la noche que el mismísimo Batman, sutil y sigiloso en la oscuridad, temiblemente paciente en la espera pero muy decidido en la acción. Intuye todo a su paso esquivando el peligro antes de encontrarlo, como Spiderman, que digo como Spiderman, mejor, tiene un sexto sentido que riase el arácnido. Si, ya sé lo que estáis pensando, no es un héroe si no vuela como Superman. Pues os diré que tengo la suerte de hablar con él a menudo y aun me quedo sobrecogido cuando me lo cuenta. Fue durante una explosión hace muchos años y si no es porque escapó volando no estaría aquí. Es algo que él jamás olvidará y es que se le quiebra la voz cada vez que me lo cuenta, pero es un superhéroe y al segundo se recompone, alzando su escudo, su sonrisa.

    No se si conocéis a alguien así, este en concreto es mi superhéroe favorito, ni mejor ni peor que el vuestro simplemente es mi preferido, es mi abuelo, Carlos José Casado. Ahora yo llevo su nombre y es eso lo que me hace sentir tan especial, al menos, como un aprendiz de héroe.


Fotografía de mi abuelo, Carlos José Casado Guedo, SUPER-SUPERHÉROE.





















     Antes de nada me gustaría decir que este es un texto más personal, pues es dificil para cualquier lector del blog comprender muchos de las alusiones que se hacen en esta entrada ya que no conocen a la persona a la que se está refiriendo, es decir a mi abuelo. No obstante no viene mal una pequeña reseña de un dato más que relevante.

     Carlos José Casado Guedo, mi abuelo, tiene 84 años y es natural de Obejo, Córdoba. Nació el 3 de noviembre de 1928. Fue en está localidad del Valle del Guadiato donde sufrió un grave accidente. Ocurrió durante una jornada de trabajo durante la ampliación de la Cooperativa Olivarera San Antonio Abad, fundada el
7 de septiembre de 1958. El día parecía presagiar la tragedia pues la tormenta y el vendaval no eran los mejores aliados para trabajar con materiales tan delicados y altamente explosivos. Pero en aquellos años el trabajador no era más que una herramienta y la seguridad laborar inexistente para personas que como mi abuelo, tenían que trabajar de sol a sol y sin asegurar para poder llevar un jornal a casa. Nefastas condiciones meteorológicas para transportar explosivos, algo que no impidió a su superior mandar a mi abuelo junto a su primo a recoger los fulminantes que guardaban en una vieja caseta de madera. No me pararé a culpar a los responsables de este accidente porque es este un espacio dedicado a mi abuelo así diré que, "la mala fortuna" quiso que al transportar la caja de fulminantes, 100 explosivos,  le estallaran en las manos.  El estallido lo lanzó 10 metros, y le dejó sin dedos en su mano izquierda y con uno de ellos en la derecha. También quedo ciego. 

   Pero la vida es mucha más ganancia que todo lo perdido, y el lo sabía, así que con más fuerza siguió adelante, crió a sus tres hijos y disfruta de cada momento junto a su esposa, mi abuela, Ángela Gracia Cano. Por eso es un SUPER-SUPERHÉROE.

RELEE EL CUENTO, Ahora ya sabes más sobre su protagonista.
 

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