"El secreto está en saber escuchar esas voces dormidas"
Lucas Palafox, 1987

viernes, 24 de enero de 2014

MR. SANDMAN


Sigo silencioso la caravana de dromedarios que se adentra en la tormenta. Desaparecen. Yo continúo hasta llegar a una de las esquinas que coronan la joroba de arena; me agacho y recogido en mis rodillas me lanzo. Ruedo. Abajo encuentro una piedra, creo que la única que existe, la hago chocar con la brújula pero no hallo fuego, tampoco dirección ahora, ya es algo. Me concentro en mi tarea y cierro los ojos, reconozco el silbido rojo de la vieja Jordania, así que agarro la camisa y me la enrollo en la cabeza, también en los ojos y en las orejas; la corbata la dejo atada a una farola. El viento araña. Camino. No sé cuánto tiempo mantengo el rumbo fijo en círculos y después corro hacia atrás con un trote por poco antiestético, ridículo. Es difícil en la arena por lo que tropiezo quince o veintisiete veces, hasta enfrentar la espalda con una enorme roca, infinitamente suave e infinitamente lisa. Paseo mi mano sobre ella y se hace polvo, la golpeo con mis nudillos y suenan a mármol. Está hueca. Intuyo grietas, son callejones, dentro esconden laberintos. Entro. Ya en su interior se alzan enormes arboledas de las que cuelgan frutos amarillos; no plátanos, más grandes, mucho más grandes. Pájaros de colas floridas, antílopes ignotos, rayados y cuellilargos, lagunas rosadas abrazan tremendos hormigueros. Catedrales. Prados púrpuras como lienzos, cascadas que ascienden, un señor con sombrero y dos mandriles macho jugando al mus. Para mi desgracia nada de esto he logrado ver con esta camisa liada en la cabeza así que me la quito, cierro el libro y me acuesto.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Caótico es el adjetivo que encuentro para este relato. Muy bueno.

Pablo Aguilar Zafra dijo...

Jose Carlos! Que guapo tío! ¿Esto lo escribes tu?

Unknown dijo...

Eres un grande ya

 

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