"El secreto está en saber escuchar esas voces dormidas"
Lucas Palafox, 1987

domingo, 3 de febrero de 2013

PLATERO



     NUESTRA VIDA CAMBIÓ AQUELLA MAÑANA TURBIA EN QUE DESCUBRIMOS A UN DEMONIO HAMBRIENTO DEBAJO DE LA CAMA DE LA ABUELA. No penséis que era un demonio de grandes dientes o garras afiladas, tampoco tenía ojos enrojecidos de rabia ni cuernos retorcidos en su cabeza, no. Más bien era pequeño y rechoncho, su cuerpo estaba recubierto de un pelo tan suave como la lana, y su cabeza sólo estaba adornada por dos orejas picudas, tan blandas como el resto de su cuerpo. Fue por ello por lo que mi padre le llamó Platero.

     Siempre estaba en el dormitorio de la abuela. Nunca hablaba con nadie, de hecho ninguno sabía que podía hablar, excepto yo, y la abuela claro, que siempre estaba tumbada en la cama, aunque demasiado débil como para unirse a las conversaciones. En una de las charlas nocturnas, Platero, se quedó mirando un largo tiempo a la abuela, en silencio.

- ¿Vas a llevártela?.- Le pregunté.

- Solo cuando sea el momento.- Dijo sin apartar la mirada de la abuela.

- ¿Y cuando será el momento?.- De nuevo el silencio anegaba el dormitorio.

- ¿Nunca te has preguntado por que no he comido en todo este tiempo?

- No. Respondí confundida.

- Lucía, yo me alimento de sueños. Los sueños me mantienen con vida. Todo el mundo sueña, continuamente, todas las noches, hasta hay gente que lo hace de día. La abuela ha soñado mucho a lo largo de su vida, ¿sabes?.- Contestó dándose palmaditas en la barriga y esbozando esa mueca simpática que siempre le adornaba la cara.

- No entiendo que tiene que ver eso con lo que te he preguntado.- Le dije a Platero.

- Hace meses que la abuela dejó de soñar como lo hacía antes, y cuando lo hace apenas se intuyen, pues son demasiado débiles. .- Platero mantuvo una pequeña pausa antes de continuar.- Escucha muy bien lo que te voy a decir Lucía, un alma que no sueña, es un alma sin ilusión y por tanto sin vida.

- Entonces, cuando la abuela deje de soñar, ¿se irá?

- Sí, y yo también. Suspiró Platero mientras miraba a la abuela que dormía con la serenidad de un recién nacido y una sonrisa dibujada en el rostro.

     Dos días después la abuela nos dejó, al igual que Platero.

     Hoy hace ya sesenta años que la abuela no está. Intento hacer caso a aquel consejo lejano que me dio Platero pero, la voz dulce de mi nieta desvanece todos mis esfuerzos, mientras habla con su nuevo amigo a los pies de mi cama.

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5 comentarios:

[J.C.C]* dijo...

Este es un cuento que escribí el año pasado durante un taller literario organizado por Cosmopoética e impartido por Mucho Cuento, taller que me encantó tanto por el aspecto literario como por el personal pues conocí magnificos compañeros.
En este ejercicio nos pedían crear un cuento a partir de una primera frase dada, en mi caso, la que aparece en mayúsculas, y esto fue lo que salió, espero que os guste y gracias a todos.

Anónimo dijo...

Muy buen relato espero que sigas subiendo mas. Soy un gran admirador tuyo. Ojala tengas suerte en esta vida. Un gran abrazo

Unknown dijo...

Muy bonito,me ha gustado mucho me quedo con una frase que me ha encantado,"un alma que no sueña, es un alma sin ilusión y por tanto sin vida".

Anónimo dijo...

Me encanta este relato, es precioso

Lejana dijo...

Precioso este cuento. Y esperemos todos seguir el ejemplo para no dejar nunca de soñar.

 

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