"El secreto está en saber escuchar esas voces dormidas"
Lucas Palafox, 1987

domingo, 26 de mayo de 2013

EL PASTOR DE HIENAS




El horizonte ondeaba como un espejismo, tras un océano pardo de pasto seco y acacias dispersas. Siluetas de gacelas se dibujaban en la distancia de aquel lugar primitivo.  Carlota agarró el brazo de su esposo que la besó en la frente mientras avanzaban despacio tras los pasos descalzos de Abdou. Le seguían en silencio, observando un sol que latía tras la sabana, el mismo que adornaba los folletos de la agencia de viajes, el corazón de África, un sol rojizo como el color de su tierra, como las pinturas que adornaban el rostro del guía, como su túnica, rojo como la sangre de su pueblo. Abdou se detuvo al pié de la planicie, más allá de la meseta, en el límite de la tierra yerma, y alzando su vara hacía el muro de matorrales que se abría ante ellos,  les dijo:





-                          Será esta nuestra última parada y creo la más especial. Os mostraré un lugar sagrado para mí. No quiero que este viaje acabe sin la marca de este pueblo, de mi pueblo. Sin saber la realidad de su pasado y su presente, sin conocer el causante del color de esta tierra, sin sentir el clamor de sus canciones y que son sinónimo de lucha y sufrimiento, del batir de los  tambores que nacen de la tierra africana y que no olvidan, como no olvidan los ojos de sus hijos. Y es que no hace mucho, que en el corazón de esta zona boscosa había una aldea en la que siete familias vivían. Un lugar en el que padres enseñaban a sus hijos a cazar, como sus padres lo habían hecho con ellos, y los padres de sus padres anteriormente.  Pero ya sabéis que esta es una tierra rica, que el dinero corrompe todo cuanto toca. El hombre occidental llegó para exterminar este pueblo, para matar  otro hijo de África.- Abdou hizo una pausa para ahogar sus palabras, un silecio vestido de suspiro, más denso y pesado que su propio cuerpo. Ycon la mirada enterrada en lo más profundo de aquel  basto matorral continúo diciendo.- Hay una antigua canción que habla de un niño nacido del fuego, olvidado entre chozas en llamas y acunado en el vientre de un baobab centenario a pies de la meseta. Un niño que creció entre fieras y al que llaman el Pastor de Hienas.- La pareja lo observaba sobrecogida, entre cruces de mirada y crudos silencios que rezaban a un pueblo mutilado, al fatídico final de un sinfín de generaciones disipadas, erradicadas por la codicia de un mundo envenenado de sí mismo, excedido de soberbia y olvidado de sus raíces.

-                          ¿Es real la historia de esa canción?- Carlota reflejaba en sus ojos la angustia y el desamparo de una historia llena de sollozos y orfandad, estremecida en la idea de un niño desatendido, arropado por un hábito que solo olía a muerte y desesperanza.

-                          No.- Contestó seco, con la mirada aun fija en el interior de la franja boscosa, oculta entre la negrura alimentada por un sol que se escondía tembloroso entre el pastizal.- Pero… ancianos del lugar cuentan, que hay noches en las que se deja ver, deambulando entre restos del que antaño fuese su pueblo y donde oculta una jauría de hienas hambrientas, dicen que las bestias se acercan a su cuerpo y le reconocen en la noche entre estremecedores gemidos que ruegan a los muertos y que las  alimenta, con personas vivas. Aseguran que es él, el Pastor de Hienas. Abdou volvió la cabeza hacia los recién casados y tendiendo su mano hacia la maleza concluyó. - Bueno, esta es mi tierra, y estas, las historias que la pueblan. Ahora os mostraré las cenizas de mi pueblo…



Y entonando una vieja canción el guía se adentro en la espesura de donde emanaban sonidos de tambores de la tierra, mientras en la oscuridad del matorral, despertaban destellos ovalados y risas sordas de venganza.





Hijo de África nacido de la luz,

no olvidas tu pueblo, no olvidas tu tierra.

Hijo de África, no olvides tu tierra…



África te protege, porque es tu madre

África te acuna porque tú eres África.

Tú eres tu tierra, tú eres tu pueblo,

Tú eres fuerte África, África, África…



Tu eres África y vives en sus criaturas

Tu eres África  y vives en sus raíces.

Hijo de tu tierra sus seres te protejan

Pastor de hienas no olvides tu tierra.



Hijo de África nacido de la luz…


2 comentarios:

Masmoc Utopía dijo...

La pareja se encontró con algo más allá de los folletos publicitarios turísticos.
Inesperado y misterioso.
Latente y profunda fuerza que despide misterios ancestrales.
Final expectante.
Una buena siembra literaria.

[J.C.C]* dijo...

Gracias Masmoc, me alegra tenerte como lector en el blog y más aún el poder disfrutar de tus anotaciones en forma de comentarios.

Sin duda esta "siembra literaria" no sería posible sin el riego y cuidado de sus lectores.

 

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